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jueves, 14 de agosto de 2008

En la década de los años 20 llegó a Cuba el Tango o" ritmo de las dos orillas" como es conocido por los amantes del género.

En la década de los años 20 llegó a Cuba el Tango o" ritmo de las dos orillas" como es conocido por los amantes del género.
Haciendo un breve esbozo sobre la "historia" de este género musical, sin pretender mostrar datos y fechas, que corresponden a historiadores, sí queremos reflejar algunos elementos que nos han servido para trazar el objetivo de nuestro proyecto que se basa en rescatar en su expresión más pura la tradición tanguera cubana.
Con la entrada al país de películas de producción argentina, se crea un ambiente tanguero mayor que el ya existente en la capital cubana y esto conlleva a que cantores profesionales del momento incluyan en su repertorio bolerístico temas clásicos del género. Así surge un grupo de cantores más osados que se adentran de lleno en éste, formando una vanguardia tanguera cubana que incorporó el "Gacho" a la manera de Don Carlos quien se habría adueñado ya de la pantalla grande y hasta se llegó a imitar al "Morocho" con todo el respeto que merecía y merece.
Otros intérpretes se dieron a la búsqueda de lograr un estilo personal como fue el caso de German Garcil, ya fallecido, que estrenó en Cuba la "Balada para un loco" de Ferrer y Piazzola, y Miguel Angel Penabat que se mantiene, a pesar de sus 80 años, con influencia del polaco Roberto Goyeneche.
En cuanto a las mujeres, casi todas se inclinaron al estilo de Libertad Lamarque aunque también algunas tienen la influencia de la Simone y la Quiroga. El fenómeno artístico "La Merello" no resultó un patrón para los cubanos por el estilo arrabalero de esta mujer que resultaba de alta complejidad.
Las décadas de los 60 y 70 se mantuvieron con fuerte entusiasmo por parte de los cubanos con respecto al género. Se hacían actividades diariamente en más de 100 peñas que se crearon en los distintos municipios de la capital.
La radio y la televisión mantuvieron espacios sistemáticos como aquellos dirigidos por Antonio García y Pompeyo Escala Parejo, que contaban con datos y grabaciones poco difundidas, llegadas a Cuba por vías desconocidas.
El argentino Celaya, residente en Cuba, tocaba el bandoneón en la orquesta cubana de tangos dirigida por Rey Díaz Calvet. Esta orquesta acompañaba a las primeras figuras cubanas y se recoge el criterio entre los tangueros de la excelente calidad de los arreglos musicales que cuidaban celosamente la magia del género. También se agruparon buenos guitarristas que interpretaban los clásicos a la manera de Riverol y Barbieri.
En las noches existían dos centros "La Pampa" y "El Rincón del Tango" que contaban con las visitas de turistas amantes de esta música en especial.
A partir del 80, el movimiento tanguero comenzó a decaer, pero ya había echado raíces que darían continuidad a nuevos intérpretes.
Es necesario apuntar que, en cuanto al baile, éste no corrió la misma suerte que la música. Resultaba realmente muy compleja la dinámica de los pasos para llegar a considerarse lo suficientemente popular como para agrupar bailadores, y esto impidió el desarrollo de milongas, pero los bailarines profesionales sí incorporaron en su repertorio el tango aunque evolucionaron hacia el estilo espectacular, acrobático, e interpretaban en cabaret y otros centros nocturnos clásicos como la Cumparsita, el Choclo, Derecho Viejo, entre otros.


Introducción
El origen de la palabra
Una música mal vista
El tango clásico
El tango de concierto
Las letras del tango


Introducción
Tango, forma musical, bailable y cantable, con cuatro pies rítmicos distribuidos en dos tiempos. Prosperó en el Río de la Plata desde el último tercio del siglo XIX, en particular en la ciudad de Buenos Aires. El mismo término designa una forma del cante flamenco y en Andalucía, en la segunda mitad del siglo XIX, a la habanera.
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El origen de la palabra
Aunque se aplica a músicas de muy distinto carácter y forma, tango es una palabra cuyo origen responde al mismo fenómeno histórico: el trasiego cultural entre España y América. De raigambre africana, proviene del comercio de esclavos, según historiadores como José Gobello y Ricardo Rodríguez Molas. En algunas lenguas africanas, designaba el lugar donde se reunía a los negros lugareños para embarcarlos como esclavos. El término tangomao era un africanismo de la lengua portuguesa y quería decir "hombre que trafica con negros".
En América, por extensión, se llamó tangos a los sitios en que la población negra se reunía para bailar y cantar, y por el mismo proceso de ampliación verbal, a toda la música que se tocaba en ellos. El parecido con el término tambor ha hecho pensar que se trataba de una deformación de esta palabra, ya que tambor fue, asimismo, en los siglos XVIII y XIX, un lugar de baile en distintos países de Hispanoamérica.
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Una música mal vista
En el último tercio del siglo XIX, el tango rioplatense prosperó en lugares de mala nota, bailes de soldados, cafetines de suburbios y prostíbulos. Los primeros tangos carecían de autores, a veces eran meras recopilaciones de melodías folclóricas que se tocaban con ritmos casuales y a las que se solía agregar letrillas procaces. Algunas de estas piezas fueron recopiladas tardíamente por músicos como Julián Aguirre y Carlos Vega. El primer tango con autor conocido es "El entrerriano", de Rosendo Mendizábal, estrenado en 1896 e impreso en 1898.
Lo más reprensible del tango primitivo, aparte de su origen barriobajero, era su coreografía de parejas agarradas que entrelazaban las piernas con movimientos de la mitad inferior del cuerpo, considerados obscenos por evocar la relación sexual. Debido a ello se tocaba en revistas y espectáculos musicales desprovisto de letras ofensivas y de pasos de baile.
Las primitivas orquestas de tango eran pequeñas (tríos, cuartetos) y de composición inestable. Generalmente estaban formadas por instrumentos fáciles de transportar, entre ellos el bandoneón, un pequeño órgano portátil de origen alemán. Entre los músicos que integraban estas primeras agrupaciones figuraban los que se denominaron más tarde Guardia Vieja: Genaro Sposito, Ángel Villoldo, Juan Maglio y los dos más importantes: Roberto Firpo y Francisco Canaro.
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El tango clásico
A comienzos de la década de 1910, el tango se puso de moda en París y, como consecuencia de ello, en el resto de Europa y en Estados Unidos. En Buenos Aires se olvidó su mala fama y se aceptó en los salones de la alta sociedad y en los cabarés de lujo. Esto permitió contar con orquestas estables, normalmente sextetos, de composición fija: bandoneones, violines, piano y contrabajo.
Músicos de mejor preparación profesional y compositores más refinados en cuanto a la armonía y la melodía reformaron y modernizaron el tango, creando la llamada Guardia Nueva. Entre ellos: Juan Carlos Cobián, Enrique Delfino, Julio De Caro, Osvaldo Fresedo y Elvino Vardaro.
Asimismo, la posibilidad de cantar en los teatros y, más tarde, en la radio, así como la fabricación de discos de gramófono, favorecieron la aparición de cantantes de tangos, el más famoso de los cuales fue Carlos Gardel. Otros nombres importantes del canto son Mercedes Simone, Ada Falcón, Sofía Bozán, Tita Merello, Rosita Quiroga, Azucena Maizani, Ignacio Corsini, Agustín Magaldi y Alberto Gómez. Para satisfacer esta demanda de tango cantado se estableció la figura del letrista, que compone los textos a cantar. Los más acreditados son Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Enrique Cadicamo, Pascual Contursi y Francisco García Jiménez. Estas letras mezclan diversas fuentes, entre ellas la poesía en léxico lunfardo (la germanía de Buenos Aires) y los recursos retóricos del modernismo.
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El tango de concierto
La fama del tango entre 1913 y 1939 (vísperas de las dos guerras mundiales) que acreditan escritores como Jean Cocteau y Francis Scott Fitzgerald, entre otros muchos, interesó a diversos compositores de la época, que se valieron de él para sus partituras. Entre ellos podemos citar a Ígor Stravinski, Ernst Krenek, Morton Gould, Kurt Weill y Jacinto Guerrero.
En tanto, en su lugar de origen, el tango sigue su desarrollo cada vez más sofisticado y modernizador, apareciendo la generación de 1940 que actualiza su música y su literatura. Entre los compositores y directores de esa época destacan Osvaldo Pugliese y Carlos Di Sarli (que habían comenzado en la década de 1920), Aníbal Troilo, Horacio Salgan y Alfredo Gobbi. Entre los letristas: Homero Expósito y José María Contursi. Las orquestas promueven a cantantes de estribillos que luego llegarán a ser acreditados solistas, como Francisco Fiorentino, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche.
A mediados de la década de 1950 surgió un movimiento de vanguardia en la trayectoria del tango, cuyo representante más notorio es Ástor Piazzola. Iniciado en esta música en su niñez, tuvo una orquesta típica propia a mediados de la década de 1940 y luego estudió música en Argentina y Europa. De regreso a su tierra, ensayó diversas formaciones, desde el quinteto y el octeto hasta la gran orquesta. Piazzola introduce en el tango modernas armonías disonantes, ritmos no tradicionales, la improvisación propia del jazz y el uso del contratiempo. Entre los grandes músicos contemporáneos que le han influido cabe recordar al citado Stravinski y al húngaro Béla Bartók.
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Las letras del tango
Las más características datan de las décadas de 1920 y 1930. De ellas se desprende la visión de una sociedad tradicional basada en la familia, que siempre está centrada en la figura de la madre y se ve acechada por los peligros que corren los jóvenes: la corrupción que el cabaré propone a las mujeres y el juego y la disolución a los varones.
Las letras clásicas de tango evocan los barrios humildes y decentes de Buenos Aires, donde viven gentes sencillas que exaltan las pequeñas virtudes de la modestia y la austeridad. El mundo social que rodea a estos barrios es visto con notorio fatalismo y apuntes de crítica jocosa de las costumbres de las clases adineradas.

http://www.habanatango.cult.cu/mastango.htm

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